Yo, el último de todos tus amores...

 


                                                                                                         Foto: Angélica Ferrer


Por Angélica Ferrer

Quienes crecimos en la década de 1990 y corrimos con la suerte (y el desafío) de vivir en el "barrio más humilde" de nuestros estados o en la periferia de la Ciudad de México, tenemos más que grabadas las canciones más populares de la radio o las que nuestras familias ponían a la hora de "hacer el quehacer" y cocinar.

Entre el olor a jabón para lavar ropa y el jitomate molido para la sopa de fideo de mi abuela, mi favorita en la faz de la tierra, recuerdo los discos de mariachi, boleros, banda y, entre ellos, los de Joan Sebastian.

No es extraño que, al ver la portada del nuevo libro de Luis Humberto Crosthwaite (Tijuana, 1962), pensara en el hijo pródigo (y muy polémico) de Juliantla, Guerrero. 

Y no me equivoqué, aunque lo que hallé fueron historias más allá del "rey del jaripeo".

Encontré una niña que soñaba ser baterista, que bien podría haber llegado a ser tan famosa como Karen Carpenter, pero su vida fue decidida por un par de escritores. ¿Acaso el destino, si es que existe, se juega también bajo la escritura de alguien más que no seamos nosotr@s? Una situación similar se observa en Novela, que forma parte de este libro.

Y esa aspirante a música no era la única que, junto con el también intérprete de Secreto de amor buscaba el éxito por esta vía.

Eric Yair, un joven que creció en una colonia popular, entre balaceras y una orientación sexual rechazada por sus vecinos, pero que un buen día quiso escribir el mejor corrido y salir de una espiral que, solo quienes han pasado por esta experiencia, pueden desentrañar de mejor manera. 

Sin embargo, también hay personajes que no buscan reconocimiento alguno, salvo ser libres, como en el relato titulado Video

Es el caso de un señor que empaca mercancía en un supermercado y que, de acuerdo con dos jóvenes, es el escritor Luis Humberto. Pero la historia llega a un límite donde la búsqueda de likes pueden acabar con la paz de una persona.

Y la búsqueda de la belleza a través de algo más que el éxito también aparece en un entrañable cuento que sucede en uno de los sitios que más han marcado la vida de vari@s de nosotr@s: en una banqueta. 

Poesía Shaolín es más que el mejor duelo que he leído en mucho tiempo; es la conexión entre generaciones y en honrar a quienes labraron el camino, especialmente cuando sus métodos fueron poco convencionales para nuestra familia y para el mundo. 

Pero hemos vuelto a nuestras raíces y, con ellas, al cuento que le da nombre a este libro. ¿Acaso el último show de Joan se refiere al jaripeo de 2014 en el Palacio de los Deportes? Nada más alejado de la realidad.

Una fiel compañera, un bar repleto y una misteriosa mujer vestida de rojo enmarcan la vida del Elegante Joan quien, sin montar a caballo ni codearse con otras grandes personalidades, se entrega al público y les complace con las peticiones que le realizan.

Sin duda alguna, y a pesar del Ilustrísimo Sindicato Mundial de Personajes Ficticios, mismo que denuncia todo lo que cada personaje vive en los relatos, esta compilación de cuentos no solo le hace justicia a quienes nacimos en una zona fronteriza, en la periferia o en las colonias menos favorecidas por el Gobierno y las empresas. 

Crosthwaite rinde un homenaje a nuestros recuerdos, al aceptar un papel en una novela caótica que es nuestra vida, donde tenemos que decidir si cruzamos esa puerta que ya está abierta o no. 

Es un deleite a la imaginación y a reírnos, aún cuando los finales puedan estar escritos en un trozo de papel de baño.

Y claro, les invito a leerlo mientras escuchan "25 rosas". 



Comentarios

Entradas más populares de este blog

Atentados contra la vida y una tristeza que parece no tener fin